Para entender qué puede suponer la impronta de la excelencia en la consultoría tecnológica, hay que comenzar perfilando cuáles son las necesidades de los clientes que contratan estos servicios.
Las empresas, más allá de su tamaño, nicho de negocio particular, requerimientos tecnológicos concretos o incluso de que puedan tener un departamento IT propio o no, tienen como nexo común necesitar que sus procesos, procedimientos e infraestructuras IT estén optimizados al máximo. Algo que resulta una misión ardua en entornos informáticos tan complejos como los actuales, en los que constantemente irrumpen tecnologías que ofrecen nuevas posibilidades, cuyas oportunidades conviene explotar en un ecosistema altamente competitivo, en el que la competencia también puede acceder a esas mismas herramientas disruptivas.
Además, la sofisticación no solo alcanza a la tecnología, ya que la transformación digital de los negocios y la dimensión online de su operativa es un reclamo para los ciberdelincuentes, que cada vez son más eficaces a la hora de detectar vulnerabilidades en la infraestructura IT y los procesos de trabajo, para desatar ataques tan potencialmente devastadores como los de ransomware.
El rol de la consultoría tecnológica
Por tanto, estamos ante un variado repertorio de necesidades y urgencias, a las que solo puede responder un servicio de consultoría tecnológica proporcionado por profesionales expertos, debidamente formados y certificados en las últimas tendencias y tecnologías.
Solo así es factible detectar las carencias tecnológicas de la organización, analizarlas, diseñar una estrategia de mejora e implementar un proceso para aplicarla con una hoja de ruta perfectamente pautada.
De este modo, se precisa un consultor tecnológico que sea capaz de aportar su expertise en políticas y gestión IT, así como en edificación de arquitecturas avanzadas desde para sistemas y comunicaciones, hasta para todo lo relacionado con infraestructura cloud y ciberseguridad.
Pero el conocimiento y el saber hacer pueden resultar insuficientes cuando falta otra cualidad imprescindible en cualquier servicio de consultoría tecnológica: la adaptabilidad, ya que no es lo mismo trabajar para una empresa que carece de profesionales IT en su plantilla, en cuyo caso precisará de un enfoque as a service integral, a hacerlo en otra que cuenta con un departamento tecnológico. En este caso, resulta clave la capacidad del consultor de integrarse en la estructura preexistente, para diseñar con las ‘botas sobre el terreno’ la estrategia de actualización, las soluciones a aplicar y el proceso de su implementación.
A este respecto, cabe señalar que como apuntábamos al principio no habría diferencias sustanciales entre ambos tipos de organizaciones en cuanto al objetivo último, ya que tanto una multinacional como una PYME necesitan de igual modo contar con las herramientas adecuadas de automatización, atender a su ciberseguridad y asegurarse la continuidad de operaciones.
Por ello, en ITRES tenemos en cuenta los cuatro vectores básicos que deben atenderse en el ámbito de la consultoría tecnológica:
-1 Gobierno IT
Ya sea mediante asesoramiento continuo o puntual, para una cobertura completa o complementaria, tenemos la capacidad de aportar la totalidad de perfiles técnicos que puede precisar una organización en su proceso de transformación digital. Hablamos de roles tan importantes como el de CIO que se responsabiliza de la infraestructura de tecnología de información, del de CTO encargado de explorar nuevas soluciones tecnológicas o el del CISO, que vela por todo lo concerniente a la ciberseguridad.
Además, podemos trazar las nuevas políticas tecnológicas de las organizaciones, haciéndolas consonantes con las mejores prácticas y alineando de manera global toda el área IT con los objetivos de negocio.
Bajo este prisma, por ejemplo, siempre integramos el plan director TI y el de ciberseguridad con el estratégico general de la empresa.
-2 Gestión de riesgos tecnológicos
Precisamente los planes que acabamos de mencionar son uno de los componentes clave en otro ámbito fundamental como es la gestión de riesgos tecnológicos que implica, antes de trazar cualquier estrategia de actuación, la adopción previa de medidas para el análisis de los mismos con una metodología sistemática y exhaustiva como ISO 27005 o MAGERIT.
Hay que valorar que, al margen de las amenazas cibernéticas, también se cierne la sombra de los accidentes catastróficos, o simplemente de cualquier percance que comprometa la continuidad de operaciones, con todo lo que pueden suponer estas interrupciones.
Por ello, trazamos planes de planes de continuidad, contingencia y recuperación de desastres que tratan de prever cualquier incidente, así como de orquestar la respuesta adecuada frente a cada evento.
En último término, se trata de reducir el riesgo todo lo posible, dado que su eliminación absoluta no resulta factible, en tanto en cuanto no nos movemos en sistemas cerrados que podamos aislar completamente del exterior.
-3 Análisis de soluciones y su implantación
A la hora de invertir en la infraestructura IT, nuestros equipos efectúan análisis exhaustivos y agnósticos sobre las soluciones más idóneas que están disponibles en ese momento, y cómo estas dan respuesta a las necesidades específicas de la empresa, atendiendo siempre tanto a la vertiente técnica como a la de negocio.
Asimismo, los clientes eligen el partner con el que implementar las soluciones escogidas, y pueden contar con nuestra ayuda a la hora de negociar el escenario económico de la implantación.
-4 Diseño e implementación de arquitecturas de alto rendimiento
Como sabemos, los sistemas TI que tienen un alto volumen de usuarios o que experimentan periodos de picos muy altos de demanda requieren de una elevada capacidad para asegurar su disponibilidad.
En ITRES tenemos mucha experiencia diseñando e implantado arquitecturas de alto rendimiento, que pueden abarcar soluciones de cómputo, almacenamiento, bases de datos, backup y ciberseguridad.
Así, podemos ayudar a nuestros clientes que necesitan reforzar sus sistemas TI para garantizar robustez, operatividad, eficiencia y escalabilidad, por muy grande que sea el número de usuarios que trabajen con ellos, el de clientes que soporten o el de picos de demanda que tengan que cubrir.
El factor humano, clave en la excelencia de la consultoría tecnológica
Más allá de la importancia de todo lo abordado, si tuviésemos que identificar el factor decisor en último término de la excelencia en la consultoría tecnológica este sería el humano, sin duda. Por la sencilla razón de que son los profesionales cualificados, experimentados y certificados los que hacen factible el cumplimiento de todos los objetivos inherentes al tremendo reto que supone adecuar al completo la infraestructura tecnológica de una empresa.
Por eso, en ITRES procuramos ofrecer el entorno ideal para nuestros consultores y las condiciones que precisan en todos los aspectos, lo que se traduce en planes de carrera perfectamente definidos con hitos explícitos a corto, medio y largo plazo, una retribución acorde, incentivos muy variados… Pero también, en el cuidado de cada detalle con ellos, desde el conocimiento de primera mano de cómo es el día a día de un consultor que ha de operar temporalmente en la sede de la empresa de un cliente.
Solo así es posible poder contar con los mejores y trabajar como uno, para ofrecer unos servicios de consultoría con la marca de la excelencia.