Retos y soluciones en la gestión de identidades y accesos en entornos IAM híbridos

Retos y soluciones en la gestión de identidades y accesos en entornos IAM híbridos

La transformación digital ha impulsado la adopción de entornos híbridos que combinan sistemas on-premise con servicios en la nube.

En este contexto, la gestión de identidades y accesos (IAM) se enfrenta a retos significativos que afectan a la seguridad, el cumplimiento normativo y la eficiencia operativa de la organización en el uso de sus sistemas de información.

A continuación, exponemos los principales desafíos que entraña esta dualidad, y las soluciones que las organizaciones pueden implementar.

1-Complejidad de la infraestructura

La combinación de múltiples directorios, aplicaciones SaaS y sistemas heredados genera una gestión fragmentada, difícil de unificar. Esta variedad de entornos obliga a los equipos a trabajar con soluciones dispersas, lo que aumenta la probabilidad de errores y de que aparezcan brechas de seguridad.

Para superarlo, la mejor estrategia es apostar por una plataforma de identidad centralizada que actúe como punto único de autenticación. Además, la federación de identidades mediante estándares como SAML u OIDC facilita la integración de aplicaciones heterogéneas. Y muchas empresas están recurriendo también a proveedores de soluciones de identidad como servicio (IDaaS), que simplifican la integración y reducen la carga de trabajo para los equipos IT encargados de la gestión de este ámbito.

2-Experiencia de usuario

Si bien la seguridad es prioritaria, la experiencia del usuario que utiliza los SI de la empresa no puede quedar en segundo plano. Demasiados pasos de inicio de sesión ralentizan el trabajo y generan frustración, lo que en ocasiones empuja a los empleados a buscar atajos poco seguros.

Con el foco puesto en este problema, la implantación de soluciones de inicio de sesión único (SSO) permite que los usuarios accedan a diferentes aplicaciones con una sola credencial. A ello se suma la autenticación adaptativa, que ajusta las medidas de seguridad según el contexto de cada acceso, equilibrando así comodidad y protección.

Con todo, una buena comunicación con los empleados sobre el valor de estas medidas ayuda también a que la seguridad sea vista como una vertiente clave a cuidar en el día a día, y no como un obstáculo.

3-Seguridad y cumplimiento normativo

En entornos híbridos la protección de la información sensible es más compleja, ya que los accesos provienen de múltiples plataformas y ubicaciones. Esto obliga a reforzar los controles de seguridad con mecanismos como la autenticación multifactor (MFA), especialmente en accesos remotos y con niveles altos de privilegios. Adoptar un modelo Zero Trust resulta fundamental: ninguna conexión se considera segura por defecto, lo que minimiza riesgos.

Paralelamente, integrar sistemas de auditoría y reporting es esencial para la detección temprana de anomalías, pero también para cumplir y evidenciar el cumplimiento legal y de estándares normativos: GDPR, la ISO 27001 o la directiva NIS2. Mientras que la monitorización continua mediante recursos SIEM o UEBA posibilita detectar patrones anómalos de acceso antes de que se conviertan en incidentes.

4-Gobierno y ciclo de vida de las identidades

Uno de los mayores riesgos en la gestión de identidades es la existencia de cuentas huérfanas o permisos excesivos, consecuencia de procesos de alta, baja y cambios de rol mal gestionados. Automatizar el ciclo de vida de las identidades es clave para evitar estas situaciones, ya que garantiza que los accesos se conceden y revocan en tiempo real.

La aplicación del principio de mínimo privilegio asegura que cada usuario dispone únicamente de los permisos necesarios para desempeñar su función. Además, las revisiones periódicas de permisos y la sincronización de políticas de acceso entre directorios locales y en la nube ayudan a mantener una gobernanza sólida y clara.

5-Integración con nuevas tecnologías

Los entornos multicloud, los microservicios y los procesos de DevSecOps exigen que la gestión de identidades sea flexible, interoperable y escalable. Para responder a este reto, las arquitecturas IAM deben diseñarse sobre APIs y estándares abiertos, que faciliten la integración presente y futura con nuevas soluciones. A esto se suma la necesidad de gestionar secretos y credenciales de manera segura en entornos de desarrollo y contenedores, utilizando herramientas especializadas que garanticen la confidencialidad.

Asimismo, integrar la gestión de identidades en los pipelines de desarrollo resulta también crucial para mantener la seguridad desde las fases más tempranas del ciclo de vida del software.

6-Costes y eficiencia operativa

La dispersión de proveedores y herramientas de gestión de identidades genera costes ocultos y complica la administración. Cada nueva plataforma implica licencias, mantenimiento y formación. Para ganar eficiencia, es recomendable consolidar soluciones y reducir redundancias, apostando por servicios IAM en la nube que se actualizan automáticamente y disminuyen la carga de trabajo para los equipos IT que suponen las revisiones manuales.

Además, disponer de un panel centralizado que muestre accesos, métricas y alertas en un solo lugar aporta una visibilidad unificada, y facilita una respuesta más rápida ante incidentes.

Los entornos IAM híbridos suponen un desafío técnico y organizativo, pero con la estrategia adecuada es factible gestionar bien esa complejidad, para que la organización pueda beneficiarse de todas las ventajas de este modelo mixto.

Centralizar las identidades, automatizar procesos y adoptar esquemas de seguridad como Zero Trust son pasos esenciales para armonizar protección, cumplimiento normativo, experiencia de usuario del SI y eficacia en la gestión de los equipos IT. Lejos de ser solo una cuestión tecnológica, la gestión de identidades es ya un vector clave para las organizaciones en aras de garantizar la seguridad y la continuidad de operaciones.